Actualmente estamos viviendo muchos eventos vitales extraordinarios e intensos. Nuestro organismo necesita un proceso de adaptación para poder convivir con este intenso momento de vida. Este proceso nos puede producir ciertos trastornos psico-fisiológicos como puede ser hipertensión, insomnio, pérdida de apetito; también nos puede provocar trastornos psicológicos importantes como la ansiedad o depresión. En definitiva, nuestros niveles de resistencia sobre este estimulo estresante nos puede generar un desgaste importante en el organismo ya que se trata de una situación que perdura en el tiempo, intensa y con un impacto importante en nuestro día a día.
Las consecuencias d’un estrés prolongado (conocido como distress) nos puede disminuir nuestro bienestar y tener efectos negativos sobre la salud, afectando a todas las dimensiones de la persona: a nivel físico, a nivel psicoemocional, social y espiritual; provocando así una desorganitzación de la conducta de la persona. Este hecho la hace propensa a enfermedades y estados emocionales «negativos».
Tal y como indican los estudios de psiconeuroinmunologia, el estrés y la ansiedad son capaces de disminuir las competencias del sistema inmunitario ( son inmunosupresores); es decir, son un factor de riesgo porque incrementan la vulnerabilidad de nuestro organismo y la enfermedad. Las emociones derivadas de ello también nos generar una aparición de crisis interna fortaleciendo así a la enfermedad ( Bayés i Limonero 1999).
Con esto podemos decir a modo de conclusión que estos niveles de estrés nos disminuye las defensas biológicas del organismo , lo cual nos hace más vulnerables y, si añadimos la presencia de agentes patógenos, como es el caso de la enfermedad actual, nos favorece la probabilidad de ponernos enfermos.
Por eso es importante poder evaluar cuales son las factores estresantes para cada una y elaborar una estrategia para poder reducir sus efectos negativas en nuestra salud.
- Reducir el consumo de información que nos produce emociones como el miedo, ansiedad, preocupación, inseguridad. Buscar el equilibrio
- Buscar soporte social, a pesar de las medidas restrictivas sobre este tema, el apoyo social nos fortalece y hace que el impacto del estrés se reduzca.
- Buscar sensaciones que te creen bienestar, positivismo y emociones agradables. No se trata de que repitas una frase positiva durante el día, sino poder disfrutar de los pequeños detalles de la vida, dándole un mayor espacio e importancia en ti misma.
- Hay una frase que dice: donde pones tu atención, pones tu consciencia. Entonces puedes redirigir la atención a eventos y situaciones que te ayuden a estar satisfecho y con sentimientos amorosos.
- Busca espacios de cura personal: como una dieta rica en alimentos que potencien tu sistema inmunológico, usar aceites esenciales en tu entorno para promover espacios de bienestar; paseadas por entornos naturales, masajes, lecturas que te activen sensaciones de tranquilidad, alegría, calma, bienestar.
- Busca ayuda de persona psicológico si precisas acompañamiento en emociones fuertes como miedo, ansiedad, estados de tristeza….
- Sigue en contacto con tus círculos de confianza donde puedas compartir tus inquietudes internas, donde puedas reírte y sentir la vibración de la amistad en ti.
- Empieza las practicas de mindfulness y meditación para promover un habito de quietud saludable y un estado emocional equilibrado .
- Puedes potenciar tu creatividad de forma activa para aumentar también tus sensaciones de plenitud y poner la atención en un espacio de bienestar.
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Puedes seguir en contacto conmigo para asesoramiento en aromaterapia y acompañamiento físico y psicoemocional.